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Se corre el riesgo de que, llegando al final del proceso editorial, te invadan sensaciones que te bloqueen. Puede que el subidón que te provoca la ilusión de un título venga acompañado de su consiguiente bajón. Puede que el trabajo editorial haya sido arduo y estés deseando terminarlo. Puede, ¡diablos, siempre pasa!, que se llegue apuradísima a la fecha marcada. El final, el colofón. Pero el colofón a las ménades nos pone a mil. Algunos nos permiten gritar; otros, reír; estos nos dan la posibilidad de reivindicar; aquellos, de protestar, de llamar a la lucha, de hacer guiños y carantoñas… Cuando llegan los colofones, en Ménades somos felices.
Queremos compartir con vosotras todos nuestros colofones, los que ya pasaron y los que estén por venir. Sin orden ni concierto podréis irlos encontrando aquí o en nuestro canal de Twitter.
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