«Los primeros relatos hablan de que la vida social estaba gobernada por el derecho materno, la descendencia era matrilineal y muchas sociedades matriarcales. ¿Por qué fue destronado el derecho materno? ¿Cuál fue el significado del triunfo del derecho paterno? (…). La familia, con la autoridad del padre a la cabeza, brindó el modelo y la metáfora de las relaciones de poder y autoridad de todo tipo. La sociedad política emergió a partir de la familia patriarcal e identificó la victoria del padre con el origen de la civilización (…). El patriarcado fue así un triunfo social y cultural. El reconocimiento de la paternidad fue interpretado como el ejercicio de la razón, un avance necesario para sentar las bases del surgimiento de la civilización, todo lo cual fue tarea de los hombres (…).
El contrato social es una historia de libertad, el contrato sexual es una historia de sujeción. La dominación de los varones sobre las mujeres y el derecho de los varones a disfrutar de un libre acceso sexual a las mujeres es uno de sus puntos (…). La libertad de los varones y la sujeción de las mujeres se crea a través del contrato original, y el carácter de la libertad civil no se puede entender sin la mitad despreciada de la historia, la cual revela cómo el derecho patriarcal de los hombres sobre las mujeres se establece a partir de un pacto. La libertad civil no es universal; es un atributo masculino y depende del derecho patriarcal (…). El contrato es el medio a través del cual el patriarcado moderno se constituye».
¿Cómo y cuándo se establecieron los primitivos contratos por los cuales las mujeres se sometieron a la voluntad de los hombres? ¿Qué tipo de pacto tácito ha condicionado los roles, el comportamiento y las vidas de ambos sexos durante milenios de Historia de la humanidad? La teórica Carole Pateman (1940) reflexiona sobre estas cuestiones en un ensayo apasionante que intenta dar explicación a los condicionantes sociales, educacionales y políticos que han determinado que el poder patriarcal de los hombres sobre las mujeres se haya ejercido en tanto que gobernantes, padres y esposos, mientras ellas aceptaron su papel de hijas tuteladas, esposas y madres.
Hoy día, lejos de considerar que estos antiguos pactos han perdido vigencia y relevancia, sabemos que el derecho patriarcal se extiende a la sociedad capitalista y su influencia resulta patente en muchos de sus ámbitos, como el entorno laboral, el ocio, la educación, el lenguaje, la publicidad, la religión, la participación en el espacio público, la prostitución o la llamada maternidad subrogada. El patriarcado no es una reliquia de un mundo caduco, sino, en su definición más amplia, la preeminencia o mayor autoridad del varón en varios aspectos de la sociedad que conlleva una situación de distribución desigual del poder entre hombres y mujeres. El contrato patriarcal, que no es más que la resignada asimilación de que los hombres continúen siendo el centro de la esfera pública y la medida de todas las cosas, sostiene el derecho de los varones en nuestro sistema actual tan firmemente como en las sociedades de antaño:
«Narrar la historia del contrato sexual es mostrar cómo la diferencia sexual, qué es ser “hombre” o “mujer”, y la construcción de la diferencia sexual como diferencia política, es un punto central para la sociedad civil (…). En el patriarcado moderno, la diferencia entre los sexos se presenta como la quintaesencia de la diferencia natural. El derecho patriarcal de los varones sobre las mujeres se presenta como el reflejo del propio orden de la naturaleza».
El contrato sexual, uno de los libros más conocidos de Pateman, fue publicado originalmente en 1988 como la tesis doctoral de la autora. En su investigación descubrió que en la base de las sociedades patriarcales ha habido siempre un pacto anterior al que hasta ahora se creía que fundaba las sociedades humanas, el que Jean-Jacques Rousseau denominó en el siglo XVIII «el contrato social». El verdadero pacto fundador era el contrato sexual, que consiste en un pacto no pacífico entre hombres heterosexuales para distribuirse el acceso al cuerpo femenino fértil. La desigualdad entre los sexos que arrastramos hasta hoy (salarios más bajos, violencia de género, acoso sexual, comentarios sexistas, falta de reconocimiento social, etcétera) no es más que una consecuencia de la organización patriarcal fundamentada en este contrato.
(Publicación en marzo de 2019, traducción del inglés de María Luisa Femenías y prólogo e introducción de María Xosé Agra Romero)
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