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Emilia Pardo Bazán fue una mujer de su época para algunos temas y una adelantada para otros. Aún hoy, más de cien años después, sus textos sorprenden por la modernidad de lo expuesto. “Ella aplicó la mirada feminista, anticipando la que hoy llamamos lente violeta, no únicamente a la violencia física, sino también a la simbólica; no solo a las discriminaciones legales como el acceso a los estudios o a todas las profesiones, sino también a las asimetrías en los discursos sociales, a la doble moral sobre sexualidad y el derecho de las mujeres al placer, sobre las ambiciones intelectuales, e incluso sobre pequeñas acciones cotidianas como fumar”, como explican las autoras en el prólogo.
A través de 204 páginas y nueve capítulos, a modo de nueve hilos de ideas, se entretejen los planteamientos centrales del pensamiento de la gallega, entre los que se habla de educación, maternidad, matrimonio, violencia simbólica y física, emancipación económica, etc.
“Moviendo los marcos del patriarcado. El pensamiento feminista de Emilia Pardo Bazán” pone de manifiesto la modernidad que respiraban las propuestas y forma de vida de la escritora gallega. Como explican sus autoras en el prólogo: “La singularidad de Emilia Pardo Bazán radica, por un lado, en la defensa explícita del feminismo en sus artículos y ensayos. Un segundo rasgo de esta singularidad reside en que algunas ideas centrales de lo que podemos llamar su programa feminista se adelantaron al feminismo de su tiempo”.
La consideración de mujeres y hombres como sujetos con iguales derechos y deberes, y, por tanto, con idéntica legitimidad para seguir su destino es una de las bases de los argumentos de Pardo Bazán. A partir de esta idea de igualdad aborda temas como la educación, el destino de la mujer, las mujeres como escritoras, la emancipación económica, la maternidad, etc.
“Yo soy una radical feminista. Creo que todos los derechos que tiene el hombre debe tenerlos la mujer” escribía Pardo Bazán un 4 de febrero de 1914. Como explican sus autoras: “radical fue el modo en el que denunció los mujericidios, palabra que acuñó, nombre que le debemos, crucial para enfrentarse a ellos, pues lo que no se nombra no existe”. Este libro no sólo traza un recorrido por los pensamientos de Pardo Bazán, sino que explica cómo esa forma de pensar de la autora se extrapolaba de manera real a su forma de vivir, a sus decisiones como madre, hija y mujer en la sociedad del momento.
Pardo Bazán “reclamó para las mujeres la capacidad de ser diferentes, lo que llamaba el individualismo y el «diferentismo»”, una capacidad que ella desarrolló a lo largo de su vida, ya que una de sus constantes, en palabras de las autoras, fue “contradecir las ideas establecidas sobre las identidades de las mujeres”.
Pero no se puede terminar de entender el impacto de la modernidad de Emilia Pardo Bazán sin conocer su contexto. Para ello, Aleixandre y López-Sández establecen a lo largo del libro un diálogo entre Pardo Bazán y Rosalía de Castro, autoras ambas que se pueden encuadrar en la escritura de la Nueva Mujer, con la que nuestra autora también se muestra radical. Pero también se establece un diálogo con otras autoras reconocidas del momento a nivel internacional, así como con Concepción Arenal, de quien fue contemporánea.
Aspiro, señores, a que reconozcáis que la mujer tiene destino propio; que sus primeros deberes naturales son para consigo misma, no relativos y dependientes de la entidad moral de la familia que en su día podrá constituir o no constituir “La educación del hombre y la de la mujer”.
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