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Tal día como hoy de 1929 nació Margot Chamorro. También tal día como hoy de 2017 murió. “Fue una de aquellas niñas que aprendieron a cantar el cara al sol, teniendo por delante un tiempo de invierno tan largo” comenta su sobrina Emma Rodríguez Chamorro. Gracias a ella conocemos hoy los escritos de Margot Chamorro.
Ya hemos contado en más de una ocasión la creatividad que tenía Chamorro desde pequeña, quien pintaba “retratos y paisajes con trozos de teja en el suelo de la plazuela de su barrio, a falta de papeles y pinturas”. Su sobrina nos cuenta que aún recuerda con “emoción aquellas tardes soleadas de verano, en el parque de Castrelos, donde entre lecturas de Bertolt Brecht o de Lorca, mi tía nos contaba además sus historias de infancia, del tiempo roto de antes de la guerra y de después de la guerra, del hambre, del cine, del chambo… haciendo nuestras sus historias y haciéndonos sentir la importancia de la memoria”.
Su curiosidad e interés por el entorno, su afán por la lectura y su capacidad innata para cuestionarlo todo fueron sus primeros maestros. Fue autodidacta hasta cumplidos los 40 años, cuando inició clases de gallego, de pintura… “Con más de 60 años se inscribe en los talleres de formación de narradoras en lengua gallega de la FIGA, donde comparte auditorio con escritoras noveles y escritoras experimentadas”. Escribió narrativa, poesía, teatro, artículos, cuentos y poesía para niños, colaboró en ediciones colectivas, periódicos y revistas, y ejerció de cuentacuentos por los colegios. También pintó óleos y acuarelas. Como dice su sobrina, “las características más sobresalientes en la obra de Margot son su sentido del humor y su perspicacia. Pero por encima de todo, Margot era feminista”.
Margot Chamorro fue una referente del activismo feminista en Vigo, “por aquellos tiempos en la clandestinidad, de las plataformas de supervivencia del MDM (Movimiento Democrático de Mujeres, ligado al partido comunista), y los colectivos de apoyo a los presos”. A partir de los ochenta, fue una mujer asidua a todas las actividades de corte cultural que se realizaban en la ciudad, siendo a veces la protagonista de las mismas. Fue miembro de la FIGA (Feministas Independientes Gallegas), entre cuyas compañeras “se bromeaba con que los actos no podían empezar hasta que Margot ocupase su asiento entre el público”, nos cuenta Emma Rodríguez.
En palabras de su sobrina:
“Margot aborda con ingenio la cotidianidad, el sometimiento y la falta de horizontes de la vida de las mujeres. El descubrimiento del feminismo se convierte en una llave para desplegar su potencial creativo. Como un sabotaje a la mística de la feminidad Margot saca lo doméstico a la luz. Le pone el cascabel al gato y nombra al problema sin nombre. A veces como un ajuste de cuentas, a veces como descarga emocional, se pasea con naturalidad a través de los marcos de la vida cotidiana con monólogos o diálogos ácidos, que en muchas ocasiones protagoniza ella misma, como una Franca Rame a la gallega.
Naif y transgresora, Margot era de poner el dedo en la llaga, con textos memorables que todavía ilustran el panorama de la familia‐tipo patriarcal (como O día de descanso) o el sexismo en el lenguaje (como su famoso Mergullar no diccionario – buceando en el diccionario), piezas divertidas y de gran valor didáctico para el feminismo.
Margot pone patas arriba el armazón patriarcal, se embebe de los escritos del colectivo italiano Rivolta femminile, de Carla Lonzi y su Escupamos sobre Hegel (1975), y entiende que la igualdad de la que hablaban las izquierdas era un fraude”.
En Tiempo Roto, Margot empieza diciendo: “Me gustaría que esto que te voy a contar fuese como un libro de estampas, y que al pasarlas una a una pudieras formarte una idea de cómo éramos los niños de entonces. Aquellos niños que aprendimos a cantar el «Cara al sol», con aquello de… volverá a reír la primavera, cuando teníamos por delante un tiempo de invierno tan largo…” En su obra narrativa, «el feminismo asoma como un juego, un retorno a la infancia, su denuncia patriarcal nunca es amarga”, explica Emma Rodríguez.
Hoy dedicamos el día a Margot Chamorro, tomando la dedicatoria de su sobrina Emma Rodríguez Chamorro, quien con esta traducción le dedica “un homenaje a mi tía Margot y a toda aquella generación, mutilada por la barbarie, para no las olvidemos, y para que tampoco nuestras hijas las olviden.
Autora: Marina
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Leí el libro de Margot y me sorprendió muy gratamente, su prosa es magnífica, poética y su relato llega y emociona.
Felicidades a la editorial por elegirlo para su publicació