Noticia
¿Has emitido, de manera involuntaria, grandes cantidades de fluido durante la práctica del sexo y nunca habías oído hablar de ello? ¿Sabías que esta realidad fisiológica preocupó mucho a los teólogos medievales? ¿Qué ocurrió en el siglo XVII para que esas referencias desaparecieran de los textos filosóficos, teológicos y médicos? ¿Cómo una coincidencia histórica puede afectar al modo en el que las mujeres disfrutan del sexo?
El Diccionario de la lengua española de la RAE define el término «eyaculación» como «acción y efecto de eyacular». «Eyacular» significa «lanzar con rapidez y fuerza el contenido de un órgano, cavidad o depósito, en particular el semen del hombre o de los animales» y el semen es, según ese mismo diccionario, el «conjunto de espermatozoides y sustancias fluidas que se producen en el aparato genital masculino de los animales y de la especie humana». En nuestros días, el término «eyaculación» hace referencia, en exclusiva, a la función fisiológica masculina y, a diferencia de otras épocas pasadas, la expresión «semen femenino» ha dejado de emplearse, por carecer de significación al producirse los espermatozoides en el aparato genital masculino. Pero, aun así, se habla de «eyaculación femenina» para referirse a algo que no termina de estar muy claro qué es. Unos dicen que no existe; otros, que se trata de orina. (…) Y muchas desconocen totalmente la expresión que hace referencia a una realidad que jamás han experimentado.
«Acuación» es un término que según la Real Academia de Ingeniería define la «formación de un complejo que contiene agua». En Historia de la acuación, Patricia Rivas Lis toma el término como propuesta para definir la mal llamada «eyaculación femenina». Según la autora, “la acuación es el líquido prostático, claro y acuoso, distinto de la lubricación vaginal y de la orina, cuyo sabor y olor varían en función del ciclo menstrual —y que, tras la menopausia, debido a factores todavía por estudiar, pueden ir desde lo más salado y fuerte a lo más dulce y ligero— que algunas mujeres emiten antes, durante o después del orgasmo».
A lo largo de 244 páginas, Patricia Rivas hace un recorrido historiográfico por la aceptación y tratamiento de la sexualidad de la mujer en la sociedad. Desde la antigua Grecia, momento en que se gesta lo que hoy se conoce como cultura occidental y cuyas ideas perduran en las estructuras de nuestros paradigmas sociales, hasta nuestros días, pasando por momentos de la historia como el reconocimiento oficial de la existencia del clítoris en 1561 o la aparición de la definición del punto G.
Completa esta primera parte historiográfica del libro un recorrido por otras culturas como la china, las sociedades árabes musulmanes o africanas, donde se da uno de los casos más paradigmáticos de la historia de la sexualidad femenina. En algunos de sus países se encuentra la kunyaza, nombre que se da a la técnica sexual para favorecer la acuación y que “no solo se considera una parte habitual del sexo, sino que a menudo se interpreta como un hito crucial en la vida sexual en pareja”, como explica su autora.
En una segunda parte del libro, Rivas Lis aborda una reconstrucción sociohistórica de la formación de saberes y verdades en cuanto a la existencia/inexistencia de la acuación, haciendo una indagación acerca de lo variados mecanismos y las relaciones de poder-saber establecidos por la sociedad que expliquen cómo en un determinado momento emerge el silencio en torno a una realidad psicofisiológica de las mujeres.
Comprar libro
Instagram
Twitter
Facebook
Youtube