Blanca Berjano expresa en el poemario Ratas en el alféizar el proceso de ruptura de una mujer con su rol establecido; las ratas que acechan en el alféizar (el cuerpo y la mente femeninos) evocan el miedo a romper con la normatividad de género y con el modo de sentir el amor, el desamor y el deseo, así como el miedo a descubrir ese algo desconocido, que puede llevar al abismo o a la libertad. Para ello se subvierten las raíces culturales de la autora, reviviendo el mundo grecorromano y el simbolismo del flamenco.
La belleza que evocan los poemas no se queda en un mero formalismo o repetición de las estructuras estéticas clásicas, sino que transciende el canón para adentrarse en un nuevo nivel de realidad desposeído de la normatividad social y cultural.
Blanca Berjano (Madrid, 1987) es escritora y viajera, con licenciatura y máster en Filología Clásica y en Enseñanza del Español. Actualmente reside en una isla al norte de Madagascar, donde ha terminado su primer poemario, Ratas en el alféizar. Ha ganado algunos premios y becas en filología, y ha colaborado como redactora en el periódico digital Diagonal, en la revista Mosaico, y en las revistas feministas Pikara Magazine y Mujeres en Lucha.
No, las mujeres no pueden ir solas al jardín botánico.
A las tres de la tarde en el jardín te esperan los hombres, Blanca.
Ni los perros cancerberos te defenderán, Blanca,
ni las madres–cobra morderán sus cuellos con ponzoñoso
veneno.
Las perras anuncian tu llegada por el megáfono, se expanden
sus ladridos en un eco mezclándose con el adhan; los jardines
se inundan con los bellos ululatos de las mezquitas y por un
momento no se perciben las bocinas de los coches.
Es muy fácil hablar de la paz, hermano, tú que eres hombre,
tú quieres enseñarme a mí un mensaje de paz, tú que me
observas fijamente desde la lejanía como si mi imagen te
perteneciera, tú que me persigues por este bello jardín
lleno de flores y de mosquitos y de miradas de bebés–mono
comiendo piña.
Los cuervos arrancarán los ojos de los cadáveres de las
lechuzas, mientras tú, hombre que rezas por la paz entre
hermanos, me perseguirás escondiéndote entre los arbustos
del jardín de Lal-bagh.